El fuego revitaliza, atrae, imanta… Cuando los antiguos hombres y mujeres supieron cómo dominarlo alumbraron sus caminos, transformaron el sabor de sus alimentos, moldearon los metales y, más importante aún, se sentaron alrededor del fuego a contarse historias. Sean pues bienvenidas y bienvenidos a los diálogos fructíferos, a las narraciones, a los intercambios de interés, a los asombros…