El reto es decir: “Bueno, ¿ahora qué sigue?”, porque yo quiero disfrutar más

¡Qué placer haber podido conversar con Leticia sobre estos nuevos cincuenta! A ella me la recomendó mi querida amiga Roxana Villalobos y fue un acierto. Además, hicimos click desde el primer momento. Entre muchas virtudes, ella fundó y dirige la compañía de músicos y bailaoras ¡Viva flamenco!, y he tenido oportunidad de verla en algunas ocasiones, pues los espectáculos son siempre distintos y la pasión con que ella y el resto de los integrantes se entrega es realmente para gozarlos al máximo. En una ocasión incluso fui con mi amiga Sandy a verlos en el Cortijo la Movida que está en Naucalpan, pues uno de sus amigos es productor y en esa ocasión tuvo la idea de reunir la compañía de Leticia con otra de músicos y bailadores de tango, y la combinación realmente resultó excelente. Dos géneros de gran personalidad y donde la destreza y el gusto de los artistas por cada uno muestra habilidades únicas, cada cual más exquisita.

Otra vez que se presentó en el CENART tuve la idea de ir con Matías y un grupo de sus amigas y amigos, y no sólo se sumaron con entusiasmo, sino que disfrutaron de esa expresión artística, a la que no habían estado expuestos antes. El corazón de ¡Viva Flamenco! es Leticia, ni duda cabe. Además de ser la bailaora principal, por derecho propio, es la que monta las coreografías, elige la música, busca espacios para presentarse, hace la promoción… pero cuando sube al escenario es como si sólo se hubiera dedicado en cuerpo y alma a los ensayos, sin ninguna otra distracción. Tiene duende, como diría ella.

Ojalá que todas las personas tuvieran la sabiduría o la guía para encontrar su vocación en la vida y se abocaran a ella con el mismo ímpetu que Leticia. Gracias por tanto, ¡y olé, maja!

Leticia, ¿cómo estás en esta etapa de tu vida?

Me siento muy fuerte, contenta, bendecida, agradecida. Muy segura para hacer muchas cosas. También me doy cuenta de que necesito seguir aprendiendo y que necesito hacer más, para llegar a lo que yo quiero hacer. Estoy tratando de llevar a cabo los pasos necesarios para lograrlo. Fundé hace más de veinte años la compañía independiente ¡Viva Flamenco! y me siento muy orgullosa. Estudié Economía por cumplir con mi familia, pero desde chica también estudié danza contemporánea y, ya casada, a los veinticinco años, obtuve una beca para perfeccionarme en Nueva York y regresé a México a bailar en muchos lugares, incluso me presenté como solista en Bellas Artes. Pero cuando conocí a Pilar Rioja y el flamenco, fue un cambio, porque tiene una fuerza y una pasión que yo siempre he tenido. A veces no sé expresarlo en palabras, pero corporalmente necesito sacar lo que traigo, ya sea alegría, tristeza, enojo, coraje, confusión. Esa fuerza me encanta, la siento en mis venas, en los pies, bueno, hasta en mis pestañas. Es muy energético, pero también puede ser muy profundo.

Platícame cómo es la relación que tienes con tu cuerpo…

Lo escucho muchísimo, aunque a veces no lo obedezco. Escucho cuando quiere descansar, cuando quiere comer algo en especial… Me gusta mi cuerpo, pero obviamente trabajo para que me guste. Ahora que hago flamenco, me gustaría tener un poco más de busto y quizá un poco más de trasero, porque eso da otro movimiento, más sensual, pero si eso conlleva subir de peso, entonces no me conviene. Estoy bien conmigo misma y me siento muy afortunada. Ganando en años, entonces, con mi edad, es muy importante estirar. Cuando empecé en el flamenco yo continuaba con mi entrenamiento propio de la danza clásica y contemporánea, pero me di cuenta de que esos músculos no me ayudan para la danza flamenca, que es más tensa y requiere más velocidad en los pies y luego es más suave, más elegante. Tuve que cambiar mi musculatura y hoy día sigo formándolo.

¿Qué opinas de estos nuevos cincuenta?

Aunque hay compañeras mías que tienen mi edad y parecen señoras de más edad, yo creo que todo es una cuestión de actitud, porque a lo mejor tienen un poco más de arrugas que yo, pero no es para tanto. En cambio, hay otras, igual, de la misma edad y parece que tienen quince años. También recuerdo escuchar que de chica decían: “Ya tiene sesenta y tantos, ya está grande”, cuando tengo cincuenta y nueve y no me lo creo, todavía me siento muy niña y digo: “híjole, es que me falta esto y me falta lo otro”, como pensando, “para cuando sea grande” y ya pasó la mitad de la vida. También es el reto de decir: “Bueno, ¿ahora qué sigue?”, porque yo quiero disfrutar más.

¿Qué ves cuando te miras en el espejo?

Veo una mujer que me gusta. Me gusta mi cabello, me gusta mi cara, me gusta mi cuerpo, pero quisiera todavía más. Sí veo que estoy ganando arrugas, obviamente no quisiera, pero con todo y todo creo que la estoy llevando bastante bien y, según yo, nunca me voy a hacer nada. ¡Que cirugía y esas cosas! A menos que fuera necesario por alguna razón, pero creo que estas expresiones dicen quién eres, lo que haces, lo que has vivido. La verdad me siento muy afortunada y doy gracias a Dios todos los días por eso.

Y de la menopausia que no se habla, ¿cómo te ha ido?

Tuve una suerte impresionante, porque no me di cuenta. Creo que, por el mismo trabajo, por todo lo que sudas. Me di cuenta un poco, de momento sentí esos bochornos que se dicen, pero en parte yo sentía que era porque hacía mucho calor. No fumo, no tomo, trato de no tomar pastillas. Ensayo aproximadamente cuatro horas y cacho, a veces son más, a veces son menos, mínimo tres.

¿Cuál ha sido tu experiencia en lo que se refiere a la equidad de género?

Como líder de mi compañía, aunque no últimamente, a veces lo llegué a sentir con los mismos compañeros: “¿Por qué vas a mandar tú? ¿Quién eres para decidir?”. También cuando voy a hacer las gestiones, si hay un hombre en muchos casos se da el acoso; hay otros que son muy respetuosos y de verdad enseguida te das cuenta. También veo la diferencia del trato entre compañeras que van de pantalones y tenis, después de un ensayo, lo que es muy válido, a aquellas que van escotadas, con tacones, más sexy, por así decirlo. Es muy triste eso, de verdad. Los hombres van hacia a la belleza y sobre todo hacia alguien que “ellos perciben” que se les puede ofrecer. Todavía hay mucho machismo. Como mujer soltera, también me he encontrado con hombres que como eres artista, se imaginan que trabajas de noche, pero en el mal sentido. Si supieran todo el trabajo detrás, que lo que hacemos es tan difícil, que te duelen hasta las pestañas y que lo único que quieres es irte a tu cama, pero a dormir. Recientemente, he visto que hay hombres que sí son mucho más abiertos, que te admiran bien, te respetan y quieren estar contigo por eso. Pero nunca faltan los que te quieren conocer y después te quieren cambiar. Pues oye, ¿cómo?

¿Qué papel tiene en tu vida la pareja?

Conocí a mi esposo a los veinticinco años. Estaba chiquita, fue pasar de una casa a otra y me eduqué también con él. Tuve suerte de que fue un hombre que tenía muy amplia la visión, un hombre maravilloso que me apoyó, que creyó en mí. Era casi once años mayor que yo, americano. Conseguí la beca estando con él y fue una experiencia increíble. Me fue a visitar varias veces y cuando se regresaba yo decía: “¡Ay, mejor no hubiera venido porque ya se va otra vez!”, pero fue una experiencia maravillosa, importante y me sentí segura y procurada. Crecí mucho. Él mismo me decía: “Tienes que estudiar computación, inglés”. Por muchos años, a las siete de la mañana tenía clases de inglés, todos los días, para poder abrirme a otros campos. Fue una pareja que me enriqueció. Tenía también sus demonios, como yo los míos. Fue muy duro cuando falleció. Le dio mieloma múltiple, que es un cáncer en la médula de los huesos. Ataca muy duro. Él era altote, fuertote y con una energía todo el tiempo, y con la enfermedad duró ocho meses. Cuando falleció dije: “Híjole, ¿ahora qué hago?”. Luego tuve otra pareja y también fue increíble, con otra energía, porque éramos de la misma edad, sin hijos, sin compromiso, padrísimo, pero desgraciadamente llegó la infidelidad por parte de él. Fue muy duro para mí. En este momento quiero estar sola, sentirme más.

¿Llegaste a pensar en la maternidad?

Mi esposo y yo no tuvimos hijos. No quisimos, fue una decisión. Desde muy chica no quise tener ese compromiso y llegó un momento en que lo planteamos y él me dijo: “Como tú quieras, tú decides, es tu cuerpo, yo te apoyo, pero si me preguntas a mí yo tampoco estoy listo”. Fue una suerte en ese sentido y por eso pude hacer muchas cosas. Esa decisión me ha permitido un desarrollo personal muy importante, porque no tengo esas preocupaciones.

¿Y la sexualidad en esta etapa de la vida?

Siento que en este momento sería lo más fuerte, porque ahorita es cuando más me entrego, pero no he encontrado a la persona. Ahora yo quiero entregarme más, lo siento y es cuando más lo necesito, pero tampoco me entrego así porque sí. Pero en este momento es cuando yo me siento ¡wow!

¿Cómo ha sido tu vivencia de lo femenino?

Ha habido gente que me dice: “Eres muy femenina” y no sé, la verdad, creo que en mi caso llegó solito y me gusta. Siempre me ha gustado vestirme muy bien, no me gusta que me vean fachosa. Para mí es importante, me gusta la moda. Creo que tiene que ver también con la seguridad, esa seguridad te da cierta felicidad y se proyecta.

¿Hay miedos?

Sí, obviamente a la situación económica porque es muy difícil; a estar enferma o a que pasara un accidente terrible. Y el miedo principal es convertirme en una carga para alguien más.

¿Y retos?

Mejorar mi arte, también mi intelecto y llevar a mi compañía al máximo.

¿Hay espacio para lo espiritual?

Sí es importante, para mí lo sientes en tu alma y es con la idea de sentirte mejor, precisamente cuando tienes momentos de duda y de miedo. Es una fuerza para continuar. Por ejemplo, cuando murió mi esposo, y yo sabiendo que iba a morir, ¿a quién le pides? ¿A quién le preguntas por qué pasa esto? ¿Qué sucede? ¿A dónde va a ir? ¿Esta vida se termina? Yo me hacía esas preguntas. Es como sentirte fuerte. Yo creo en esta luz que llega y me da la energía y me hace sentir bien y me hace sentir optimista y a darle y a seguirle porque estamos aquí.

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