No puedes estarte preocupando por muchas cosas, cuando la prioridad eres tú
Cuando Matías tendría alrededor de 6 años mi hermana Claudia lo inscribió a un taller de Stop Motion de La Matatena. En ese entonces sus instalaciones estaban muy cerca de la zona arqueológica de Cuicuilco y era una travesía llevarlo, pero sin duda valió la pena. Con su equipo hicieron el corto Elefantemente jirafesco y lo presentaron, junto con los otros, con gran pompa, en los cines de la plaza comercial aledaña. ¡Fue todo un acontecimiento! Después, mi pingo tomó un taller de Apreciación cinematográfica impartido por La Matatena, esa vez en el Instituto Goethe de la colonia Roma, tras lo cual fue seleccionado para formar parte del jurado infantil del Festival Internacional de Cine para Niños (y no tan niños) de ese año. Vieron todas las películas (largos, cortos, documentales, ficción, animación), fueron a dar entrevistas, dieron los premios. Otra experiencia enorme, que no hizo sino fortalecer el gusto que mi hijo ya manifestaba desde más chiquito por el cine.
El corazón de La Matatena y del festival –el segundo más longevo del país después del Festival Internacional de Cine de Guadalajara– es Liset. Además de ser iniciativas personales, hace malabares año tras año para sostenerlas y que sigan activas y creciendo, lo que no es sencillo en un país al que le resulta fácil recortar sus presupuestos de cultura para darle cabida a otras prioridades. En 2023 cumplieron 28 años y yo soy su más ferviente fan, porque darle a las niñas y los niños herramientas para expresarse, pero, además, traerles de muy diversas latitudes películas de calidad y con historias sustanciosas, que les hablen de lo complejos, diferentes e iguales que podemos ser, no es un logro menor. Tiene conexiones con los festivales de cine para niños de muchas partes del mundo, en una comunidad comprometida donde es muy apreciada y querida.
Unos años después, cuando estaba en 5º de primaria, a Matías le dio por escribir y quiso hacerlo sobre las películas de otra edición del festival. Él mismo habló con Liset, quien lo apoyó sin dudarlo y le dio un pase para entrar a todas y le publicó sus escritos en las redes sociales de La Matatena. Ahora, con otra edad, Matías sigue fortaleciendo sus intereses y está claro que quiere estudiar cine. Desde que tiene 16 años escribe en el portal especializado de correcamara (https://www.escribiendocine.com/autor/157-matias-mora-montero-correcamara), pero para mí es claro que él y Liset se siguen teniendo un gran cariño. Hace poco la encontramos en la inauguración de la Semana del Cine Alemán, ella iba con un miembro de su comunidad de otro país y fue muy emotivo escuchar cómo presentaba a Matías.
En lo personal sólo tengo buenos deseos para ella: que su camino siga siendo luminoso, que su salud la acompañe, que sus círculos crezcan, que su presencia sea un faro para más niñas y niños que tanto necesitan estímulos frescos, creativos, propositivos y hermosos.
Cuando nos vemos lo hacemos con gusto y platicamos de todo, siempre quedándonos con la sensación de que nos faltó tiempo y que pronto, la próxima vez… pero la vida nos abruma y no lo conseguimos lo bien que lo quisiéramos. ¡Pero el cariño y la admiración ahí están querida Liset!
Liset hermosa, ¿cómo estás en esta etapa de tu vida?
Con buena pila, aunque en ocasiones sí me siento achacosa y sí me pega un poco, en términos de querer llevar una dinámica, pero de pronto siento que mi cuerpo me está hablando: “Hey, para un poquito, mide la situación”. Y bueno, tratando de procurarme a mí, que siempre lo tengo como consigna y siempre lo digo y espero cumplirlo, porque de pronto me comprometo con muchas cosas.
Platícame cómo es la relación con tu cuerpo…
Quisiera que fuera mejor. A veces siento que me habla y yo estoy clavada en el trabajo. Es algo que me estoy cuestionando totalmente, porque no puedes estarte preocupando por muchas cosas alrededor, cuando la prioridad eres tú. Mi cuerpo está cambiando y tengo que reconciliarme con él, entender que estamos en este proceso y cuidarme, quererme, porque sí me habla. Tuve una caída importante y fue forzarme al reposo. Me acercó mucho con mi familia, no quiere decir que esté alejada, al contrario, es muy solidaria, pero no me podía valer por mí misma y propició que me cuidaran y me apapacharan muchísimo, hasta en exceso.
¿Qué opinas de la presión social y los estereotipos que enfrentamos las mujeres?
Mi mamá ahora tiene ochenta y ocho años, era muy tradicional y a mí me admira porque a cada momento la veo más abierta, comprendiendo más cosas. En algún momento sí llegó a decir: “Teniendo cuatro hijas y un hombre yo me veía rodeada de muchas nietas y nietos”, era su expectativa y bueno, solamente tiene cuatro nietos, una nieta y tres varones de cinco hijos que tuvo. Pese a ello, yo nunca sentí ese famoso término, que es muy jodido, de “ya te quedaste” o “la solterona”, para nada.
¿Qué ves cuando te miras en el espejo?
Veo a una persona que le ha dedicado mucho tiempo y que le ha apostado a caminar y a transitar por caminos un poco rústicos. Me ha tocado ahora sí que agarrar el machete e ir abriendo camino. Veo a una Liset que en algunas cosas está muy fuerte, pero en otras cosas tiene que trabajar. Por ejemplo, hace como seis años, quizás más, me entró una depresión muy fuerte, porque me hubiera encantado tener uno o dos chavitos y de pronto, pues el tiempo para eso ya pasó. Fue un shock muy fuerte e incluso fue tocar fondo. En ese sentido tienes que resurgir. Cuando me veo y brillo es padrísimo, porque te sientes muy bien y el mismo universo te pone en situaciones padres.
¿Cuál ha sido su experiencia en lo que se refiere a la equidad de género?
No soy una feminista recalcitrante, pero en La Matatena realizamos un proyecto bien bonito, para abordar la temática de equidad de género en escuelas públicas. Es muy importante hablarlo desde la primera infancia, para transmitirles que juntas y juntos es mejor, que juntas y juntos te enriqueces, te valoras, te consideras y que las relaciones que se pueden establecer son mucho más enriquecedoras, porque de la otra manera tiendes a excluir, a ofender, a discriminar y a no entender que tú también puedes ser la víctima.
¿Qué papel ocupa la pareja en tu vida?
Tuve una experiencia donde creo que era insistir en estar juntos, cuando ya no era posible. Me quedé mucho tiempo estacionada ahí y me parece que lo más grave es que no terminó bien. Fue muy doloroso, terminé dolida y recelosa. Fue un parteaguas en mi vida muy fuerte, pero también fue bueno, porque me permitió reencontrarme conmigo misma. Soy muy independiente. Luego tuve otras relaciones de pareja, algunas muy lindas, que me han aportado y donde yo he aportado. Ahora creo que sería muy padre tener un compañero, que podamos viajar, pero que cada quien esté en su casa.
Y retomando el tema de la maternidad, ¿cómo fue?
A pesar de la depresión, tampoco fue estar rasgándome las vestiduras de “quiero tener un hijo, quiero tener un hijo”. En mi imaginario, cuando lo llegué a pensar, tenía claro que no quería aventarme el boleto sola. A lo mejor me voy a ver muy tradicional, pero la realidad es que provengo de una familia de clase media, en donde somos cuatro mujeres y un hombre, donde la familia es muy importante. Entonces, yo decía, si llego a tener un hijo sí quiero darle esa familia y esa figura paterna.
¿Cuál es tu percepción de la sensualidad?
Creo que hasta con una sonrisa puedes ser muy sensual, hasta con tu mirada, tus palabras… Hay gente muy sensual en ese sentido, que te arropa. Ahí hay una carga de sensualidad que te atrapa o que, en un momento determinado, uno puede también emanar.
¿Y la sexualidad en esta etapa de la vida?
Por ahí leía que a esta edad es como en la pubertad, pero en la época madura. El día que lo leí me quedé pensando y dije: “Qué chido”, pero que sea con alguien padre también. Creo que hay que aprovechar esa oportunidad.
¿Cómo ha sido para ti la vivencia de lo femenino?
Me considero una persona sencilla en mi manera de vestir y de andar. No soy una mujer que se cuelgue demasiadas cosas e incluso no soy de muchos colores. Así es mi carácter. A lo mejor hay gente que dice: “Ay, se viste muy triste”, pues sí, pero así me gusta. Me gusta mucho andar muy, muy, muy cómoda. Soy mucho de jeans y zapato bajo, nada de tacones. Si voy a una boda, lo padezco.
¿Hay miedos?
La seguridad económica en mi tercera edad. Nunca te lo cuestionas y ahorita sí es un tema muy recurrente. Con muchos sacrificios, y así lo digo, he estado pagando un seguro de gastos médicos y cuando me caí, me salvó. Uno se tiene que cuidar, porque enfermarte sale muy caro. El otro es pensar en mi vejez, para tratar de dar las menores molestias.
¿Y retos?
Seguir haciendo lo que me gusta, pero explorando otras vías. Me gustaría seguir estudiando, me encantaría hacer una maestría en Comunicación o un doctorado en Ciencias Sociales. Y para La Matatena y para el festival, un gran reto es llegar a otras comunidades.
¿Hay espacio para lo espiritual?
Para mí lo espiritual es tener un espacio de recogimiento y de reconocimiento con uno mismo, estar en paz y disfrutar el aquí y el ahora y, por supuesto, también el acto de agradecer.
Hola! Es la primera entrevista que leo porque: hoy no tengo apuro por ir a trabajar, por sacar lo que está pendiente para antier y porque me atrajo el rostro de Liset. Soy hipersensible y no me gusta leer todo lo que me comparten porque no sé si podré o no con ello. Así que respeto mi decisión: se me antoja o no se me antoja leerlo o escucharlo.
Liset es bien transparente y franca. Me parece lindo lo que hace porque no hay nada mejor que hacer lo que a uno le gusta. Yo me siento afortunada teniendo la actividad socioprofesional que tengo, me fascina hacer investigación y me encanta la historia. También me.toca hacer una parte administrativa y me lo tomo como una oportunidad para aprender a no estresarme y ser muy eficiente. Me gusta mucho convivir con los niños y ahora mi propia vida profesional y mi determinación de hacerlo me han acercado a ello. Me ha gustado leer que Liset disfruta trabajar con niños! Ya somos dos! No! Bueno! Somos muchas las personas que amamos estar cerca de los niños, disfrutar su espontaneidad y su entrega en todo lo que hacen. No son pocos las maestras y maestros de primaria y secundaria que aman su trabajo. Gracias Martha querida!