Tengo tiempo, que antes nunca tuve, y es para vivir mis propios sueños

A Ceci la quiero y admiro desde el primer día que la conocí, en 1999. Su amistad es de esos obsequios maravillosos que me dejó mi periodo de trabajo en Veracruz. Recuerdo que fui parte de un grupo pequeño que ella invitó a comer a su casa, en Xalapa, y que la conversación versó sobre las muchas posibilidades que en ese momento había para el espectáculo que se realizaría al interior de la ciudad sagrada de Tajín con la llegada del nuevo milenio y lo que podría llegar a ser el suceso paralelo de la Cumbre. En algún momento, Ceci nos compartió un proyecto en el que llevaba ya un tiempo trabajando: La conquista el musical, con composiciones suyas, tanto de música como de letra. Era una maravilla y reflejaba el arduo trabajo de investigación y creación que ya había invertido, hasta ese momento, en lo que acariciaba como un sueño preciado para que llegara a ser un gran espectáculo.

Ceci es música, maestra de futuros cantantes, cantante solista de ópera y autora de libros de música para niños. Además, tiene un profundo conocimiento de la vasta oferta musical de ese estado que tanto tiene que ver con nuestra historia como país, lo mismo de la música tradicional que de grupos emergentes. Es parte de una familia talentosa, pues su padre, don Raúl Ladrón de Guevara, fue el primer egresado de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV), maestro y director de la misma; así como solista de la OSX y director de la Orquesta de Cámara de la UV. Una de sus hermanas es pianista y la otra es una destacada antropóloga, y sus tres hijos también son una joya y tiene un rato que la convirtieron en abuela, nada menos que de cuatro críos de lo más hermosos.

Nuestra amistad fue creciendo a la par que compartimos una larga serie de aventuras para sacar adelante los varios proyectos en los que trabajamos juntas. Además de Tajín, formamos parte de los equipos que realizaron el 9º Medio Maratón Internacional IAFF, junto con una larga lista de actividades culturales y una clausura musical en San Juan de Ulúa; las dos únicas ediciones que se hicieron del Festival Internacional Agustín Lara y que ocurrieron simultáneamente en Veracruz, la Ciudad de México, La Habana y Madrid (¡muy divertido y complejo!), y donde la primera tuvo un cierre nada menos que en Bellas Artes y, gracias a ella, entre otros productos publicamos un cancionero para niños que se repartió en las primarias del estado, con partituras para flauta dulce (no se preocupen, no incluimos Aventurera, pero sí otras canciones del amplísimo repertorio del flaco de oro); un documental sobre el Totonacapan; una fiesta en Orizaba en honor a Francisco Gabilondo Soler Cri Cri y más y más, donde los aportes de Ceci fueron tangibles y valiosos.

Después de la charla sobre estos nuevos cincuenta y de que ella viniera a la Ciudad de México a la sesión de fotos, nos vimos en Xalapa para un evento al que me acompañó Matías y que yo no me podía perder por nada del mundo, pues tenía que ver con nuestro primer encuentro: en 2018 Ceci pudo estrenar en el teatro del estado la obra La conquista el musical, financiada en su totalidad por ella. Testificar que una amiga tan, tan querida logré hacer realidad un proyecto al que dedicó tantos años y esfuerzo y que resultara un éxito, en verdad, no tiene precio. Sí, tengo el privilegio enorme de contar con su amistad y, además, soy su más ferviente admiradora.

Ceci querida, ¿cómo estás en esta etapa de tu vida?

Fascinada de disfrutar la época de la cosecha. Me siento en un momento más receptivo, de aprender, de ver, de observar y no tanto de imponerme. Me di cuenta de que hay muchas historias y uno es parte de la historia de los demás. Me jubilé del coro y de dar clases de música, pero sigo cantando, de repente, como solista. Soy abuela y es lo máximo, como una etapa de renacimiento. Me compré una casita en las afueras de Xalapa, tiene vista al río, con pinos alrededor. Soy como una niña chiquita con juguete nuevo, la jubilación es para eso. Tengo tiempo, que antes nunca tuve, y es para vivir mis propios sueños.

Platícame cómo es la relación que tienes con tu cuerpo…

Batallo con lo del peso, porque el metabolismo se hace más lento. No me angustia, y aunque a veces me doy cuenta de que las articulaciones ya no funcionan igual, me gusta esta etapa. Hay quienes dicen: “Quiero ser más joven, quiero tener veinte” y eso me da mucha flojera, porque significaría cometer otra vez los errores de la juventud. No, gracias, prefiero esta edad. Puedo platicar con mis amigas de todos los temas y ahorita ya nadie se sulfura, ya nadie se sorprende de nada. Si yo les llegara a decir: “Qué creen, conocí un tipo y tuve una aventura”, estarían fascinadas. Ya ves todo con otra óptica, sin tantas ataduras, más libre de pensamiento, ahorita ya no nos juzgamos.

¿Qué opinas de los nuevos cincuenta?

En otras épocas, a esta edad la mayoría de las mujeres estaban viudas y otras se morían muy jóvenes. Se consideraban como ancianas, pero ahorita me pongo a pensar y Madonna tiene mi edad, es de mi año. ¿Qué puede tener cualquier chamaca de veinte que no tenga Madonna? Comparativamente: ve la energía de la señora, como baila, como se mueve y tiene mi edad. Si alguien me dice: “Estás vieja”, yo les puedo contestar: “Madonna es de mi edad”, ya es una cuestión relativa.

¿Qué ves cuando te miras en el espejo?

No lo he analizado filosóficamente. Algunas veces me sorprende la persona que veo, porque todavía no siento que la acabo de conocer del todo. Detectas algunas cosas que antes eran mejores: la calidad de la piel, la calidad del físico, estas manchitas que antes no tenía, pero no me preocupa. Aparte uno ya está medio ciego, entonces ya no ves tanto los defectos, es una ventaja.

¿Cuál ha sido tu experiencia en lo que se refiere a la equidad de género?

Todavía existen muchos prejuicios contra la mujer, incluso prejuicios religiosos que están en la misma Biblia, que primero fue Adán y nosotras hechas de una costilla, cosas por el estilo y ya desde ahí estamos mal. Si Dios creó primero los minerales, después los vegetales, después los animales y después al hombre, el más cercano a los animales es el hombre y la más cercana al creador sería la mujer, porque somos las que damos vida.

¿Qué lugar ocupa la pareja en tu vida?

Fui un poco precoz, porque me casé de diecinueve años, muy chica, y duré casi veinticinco años casada. Es el papá de mis hijos. De otras relaciones, lo que puedo decir es que jamás me voy a arrepentir del amor, fuera o no la persona equivocada, eso es lo de menos. Cuando tú te dedicas a algo como la música, con esos fracasos te vuelves mejor intérprete. Ahora, por la naturaleza de mujer se piensa que lo idóneo sería tener un compañero, cuando la realidad nos ha enseñado que es más sencilla la vida cuando no tienes que lidiar con un compañero, porque, la verdad, es caro. Tener un compañero cuesta esfuerzo, fuerza de voluntad, muchas cosas. Tienes que ceder, tienes que estar dispuesta a sacrificar a favor de una buena relación y aquí sólo es una relación conmigo misma y lograr estar en paz con una misma ya es bastante tarea.

¿Cuáles han sido los desafíos para educar a tus hijas y a tu hijo?

Enfrentarme a trabajar y a criar no fue muy difícil, porque mi trabajo era en un coro, para mí fue como una terapia. Me salía, cantaba dos horas, en el intermedio amamantaba, regresaba dos horas y no los soltaba. Mientras, los dejaba con mi mamá y una nana, lo mejor cuidados posible. Siempre vi por ellos como madre soltera, porque a los pocos años de que nos casamos nos fuimos a Nueva York, vivimos allá tres años y él se quedó allá y yo me regresé, nos veíamos tres meses del año y los demás él estaba allá. Cuando vino la tercera ya estaba más desintegrada la familia, él ya venía muy poco y pobre niña, porque ya nada más le tocaron tres años de su papá y después ya fui una madre soltera oficialmente. A Ariana y Amanda las veo muy bien, ambas son mamás y trabajan. Benji, el de en medio, con una rápida evolución musical. Cuando estudió en Julliard quien lo tomó como su maestro fue el principal de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, Levinson; además fue muy privilegiado: consiguió beca de colegiatura al 100% y un apoyo de excelencia de Veracruz para su manutención. Me costó más trabajo educar a las hijas que educar al hijo. Por su sensibilidad y su entrega, se convirtió en mi maestro, en la música. No le gustaba el coro, pero a los dieciséis años empezó a acompañarme a mis ensayos en la ópera con gran sensibilidad. Nunca había visto esa pasión hacia la música, y ahí aprendí que tenía que tomar más en serio lo que hacía, me puse las pilas y empecé a ser solista, gracias a Benjamín.

¿Cuál es tu percepción de la sensualidad?

Creo que es una actitud, que a veces puede parecer exagerada. Por ejemplo, observo una mujer que fue un icono de sensualidad en Estados Unidos, Marilyn Monroe, la veo y digo que femenina, vaya, y yo no soy así, para nada. Y a veces he visto a hombres, tal vez homosexuales, ser muy femeninos en su forma de actuar. Yo creo que la sensualidad no tiene que ver con el género, tanto como con una actitud humana.

¿Y la sexualidad en esta etapa de la vida?

Me gustaría compartir mi vida con alguien, a veces pienso que me voy a encontrar al amor de mi vida. Es bonito, todavía sueño como quinceañera.

¿Cómo ha sido para ti la vivencia de lo femenino?

Empecé a trabajar muy joven, a los catorce años daba clases de inglés en una preparatoria. Para verme mayor me empecé a maquillar, a usar tacones, aretes. Mi mamá nunca se maquilló, así que veía revistas para ver cómo. Después, ya cuando estuve en el coro, a los dieciséis años, teníamos un director que no nos permitía llegar a un concierto sin maquillar, porque “el escenario es el escenario”. Ahí aprendí que la vida misma es una especie de escenario y les decía a mis hijos: “Sales a la calle y ya estás en un escenario, hay un público y no puedes hacer loqueras”. A veces sí salgo sin maquillaje, a dejar la basura o al coche, pero es raro que me veas salir de cara lavada. Soy capaz de salir en pijama, en pantuflas, pero desmaquillada es raro.

¿Hay miedos?

Tanto como miedo no, temor un poco, sí. Tengo temor de cuestiones existenciales, de no poder reconciliarme al cien por ciento con ciertos errores que haya cometido en el pasado, de no poder dejar esas culpas a un lado. Además, siempre hay temor cuando eres mamá en el tema de los hijos, que estén bien, que tengan buena salud, que les vaya bien.

¿Y retos?

Antes estaba yo con lo urgente que era diario: los niños, la comida, el estudio, las angustias y ahorita ya lo más importante es lo esencial, dedicarme más tiempo a mí misma. Logré montar la obra musical de La conquista, con todas las piezas compuestas por mí, eso fue una gran satisfacción.

¿Hay espacio para lo espiritual?

Es algo a lo que tengo que poner más atención. Quiero empezar a meditar, empezar a contactarme conmigo misma, con mi energía y a lo mejor ser más creativa. Sí creo que es una oportunidad al tener más de cincuenta.

6 Comments

  1. Qué gusto conocer a Ceci. La percibo muy jarocha y me identifico con ese rasgo. Yo admiro profundamente a mis amigas y amigos músicos, me parece que poseen un talento muy especial, divino, y nos hacen mucho más ligera la vida. Más vivible y disfrutable. Coincido en eso de maquillarte diario, aunque sea un poquitín . ❤️

    1. Gracias Stella, me encantó lo de jarocha porque no soy del puerto, pero adoro a los jarochos. Es más, mi última nieta nació allá, es jarochita y por cierto se llama como tú pero con “e”: Estela y es un amor de niña, siempre sonriente. Ojalá haya una oportunidad de conocernos en vivo. ¡Un fuerte abrazo !

  2. Hola! Fíjate que en algunas cosas pienso como Cecy; a medida que soy mayor me gusto más, me encuentro más guapa y veo lindo mi cuerpo. Como que ahora todo me gusta de mí. No me veo defectos fisicos! Me gusto e interiormente estoy tranquila, pues cada vez manejo mejor mis emociones y mi tremenda sensibilidad. Me quiero y me trato con cariño. Amo mi edad porque me conozco mejor, ya que he acumulado montones de experiencias de vida que me han permitido crecer y aprender a ser felíz. Me gusta sonreir y agradezco siempre por todo!

    1. Que gusto me da coincidir en la aceptación de nuestro cuerpo, nuestra edad y nuestra persona. El agradecimiento también es importante. Realmente somos afortunadas de llegar a esta edad y bien. ¡Un abrazo Tey!

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