Nora Domínguez

Hoy me encuentro más fortalecida para sacar de mi vida lo que sobra o no aporta, sean hábitos, personas, creencias o cosas, reservando esos espacios para todo aquello que traiga paz a mi vida

A Nora la conocí en el estudio de Blanca y tras la sesión de sus fotografías ahí mismo nos dimos tiempo para conversar sobre estos nuevos cincuenta. Ella y Blanca se conocen de tiempo atrás y tienen una muy buena relación, pues como les he comentado son amplios los intereses profesionales de nuestra querida fotógrafa. Nora es de Tampico, Tamaulipas, y proyecta esa energía fuerte, cálida y sin cortapisas que es característica de las mujeres del norte de nuestro país; de modo que agradecí que ella se sumara a estas Poderosas 50.

Es una mujer independiente, que ha logrado destacar en un ámbito nada sencillo: la comunicación y el marketing político. Colabora directamente para instituciones gubernamentales, y como empresaria es fundadora y directora de NDR Consultores. Además, amplía sus labores al sector social, con sensibilidad y buenos resultados, y en su claro compromiso de apoyar a otras mujeres ha diseñado talleres para que las que se desenvuelven como profesionistas desarrollen habilidades para comunicarse de formas más asertivas.

Desde que comencé a platicarle las motivaciones que tuve para desarrollar este proyecto no sólo se entusiasmó, sino que ofreció su apoyo incondicional para promoverlo. Había aceptado participar sin mayor explicación que la invitación de Blanca y, conforme surgían las preguntas, ambas coincidimos en los cambios que están presentes en esta generación y en la importancia de ahondar en ellos.

En esos momentos ninguna de las dos imaginaba siquiera que vendrían circunstancias que impedirían sacar a la luz con mayor prontitud estas conversaciones. Aun así, en tiempos de pandemia nos dimos oportunidad de charlar por zoom y sé que en esta travesía resulta venturoso contar con ella. ¡Gracias querida Nora!

Querida Nora, ¿cómo estás en esta etapa de tu vida?

Estoy en una etapa a la que me cuesta adaptarme, porque la mayoría de las mujeres de mi edad ya son abuelas o están en plan de retiro. Y como no tuve hijos y mi sistema laboral no ofrece el beneficio de la pensión, en estos momentos estoy más enfocada en planificar financieramente mi vida, para vivir la siguiente etapa con dignidad. Con los años he adquirido más confianza en mí misma. A los cincuenta me siento más segura y me preocupo mucho menos por la opinión de los demás. Esta edad me encuentra reevaluando mis metas y prioridades. Elijo sin dudar mis batallas en lo laboral y personal, sin dejar de ser cautelosa por el desafío emocional que implica arribar a la mediana edad. Aunque podría decir que en mi día a día dejé de soñar, nunca renunciaría a tener metas y objetivos claros. Procuro vivir el hoy con plenitud y gratitud.

Platícame cómo es la relación que tienes con tu cuerpo…

Siento que tengo una deuda muy grande con mi cuerpo. Ha sido mi aliado y mi herramienta y pocas veces lo escucho. Por eso, uno de mis desafíos a los cincuenta es mantenerme físicamente activa y por ende saludable. Sin duda, sé que va a requerir más esfuerzo de mi parte, pero los beneficios que voy a obtener son fundamentales para mi bienestar, así que estoy trabajando esa parte, en donde presto atención a mi alimentación e invierto en mi salud. Estoy consciente de que el cuerpo también resiente el sustento emocional que recibe, por ello hoy me encuentro más fortalecida para sacar de mi vida lo que sobra o no aporta, sean hábitos, personas, creencias o cosas, reservando esos espacios para todo aquello que traiga paz a mi vida.

¿Qué piensas de la presión social y los estereotipos a los que nos enfrentamos las mujeres?

Es increíble que muchas veces su origen esté precisamente en las mujeres, y creo que por eso surgió la necesidad de promover la empatía entre nosotras, y así nació una nueva palabra para llamarla: sororidad. Un verbo que alude a la hermandad y protección que se da meramente entre nuestro género. Por eso es vital que continuemos trabajando juntas para derribar estas barreras, desafiar las etiquetas impuestas y garantizar que las futuras generaciones de mujeres no tengan que enfrentar las mismas dificultades. La sororidad nos fortalece y nos impulsa a seguir luchando por la igualdad y el reconocimiento que merecemos en todos los aspectos de la vida. En mi vida personal y laboral he tenido que romper con patrones sociales o creencias. Me han puesto adjetivos difíciles, pero me ha funcionado y creo que con ello también puedo dejar un legado.

¿Qué opinas de estos nuevos cincuenta?

Es un sentido amplio podríamos decir que apenas en la década de 1940 el promedio de vida para la mujer era de cuarenta y un años y la del hombre de sesenta; así que debemos sentirnos muy afortunadas por el avance en materia de salud. En lo personal, lo que más me emociona de nuestra generación de las de cincuenta es su etapa disruptiva. Somos una generación híbrida que vivió el paso del siglo en edad productiva, el avance tecnológico nos puso a prueba y tuvimos que adaptarnos a los cambios si queríamos sobrevivir. Pero también somos sensibles a la nostalgia de recibir una carta o un telegrama, a los sonidos de las teclas de una máquina de escribir o de un disco de acetato. Hemos transitado de un extremo a otro. Personalmente, veo esta etapa como una oportunidad para reflexionar sobre mis logros y metas, disfrutando de la estabilidad y el conocimiento que he acumulado a lo largo de los años. Todo ello me permite ver con optimismo los desafíos en la salud, en la adaptación a los cambios en la vida laboral o en la búsqueda de un nuevo propósito. En general, pienso que la actitud hacia los nuevos cincuenta puede variar según la perspectiva individual y las circunstancias personales. Lo importante es que mi vida a los cincuenta años sigue siendo enriquecedora y un parteaguas para celebrar las experiencias pasadas y mirar con optimismo hacia el futuro.

¿Qué miras cuando te ves en el espejo?

Empezaría a preguntarme primero si realmente soy yo la que veo ahí. Sí soy y sí me gusto, pero quisiera ir más allá del reflejo. Me cuesta mirar hacia adentro, así que voy a hablarte de lo que veo detrás de mi imagen, y son personas. La mayoría mujeres, de diferentes edades, familia, amigas y amigos entrañables. No estoy de espaldas a ellas y ellos, sino que están atrás mío impulsándome, porque mucho de lo que soy se los debo a ellas y ellos, de modo que donde me refleje irán ellas y ellos. Veo una Nora plena y resiliente que se reinventa ante las crisis y crece en conocimiento; que ha tocado fondo, que se ha quebrado y vuelto a armar; que ha cumplido sueños y tiene otros por cumplir.  Me gusta el ejercicio de verme al espejo, porque a los cincuenta tienes la capacidad de inspirar y guiar a las generaciones más jóvenes. También está presente la huella del tiempo, que logra dañar sin contemplación mi ego, pero irrumpen también los recuerdos que hacen que todo haya valido la pena. Lo que me gustaría preguntarle a mi reflejo es: “¿Qué sigue?”.

Y de la menopausia que no se habla, ¿cómo te ha ido?

La menopausia es un proceso que se debe asimilar como es: natural. Hoy tenemos más información que nos permite transitar por ella dignas y saludables, y parece que los clichés y chistes sexistas están siendo cosa del pasado. Es un proceso y nada más. Yo la veo como una oportunidad de vivir con más libertad y plenitud.

¿Cuál ha sido tu experiencia en lo que se refiere a la equidad de género?

Soy una promotora y defensora del género, sin duda. Siempre he tenido en mi equipo de trabajo más mujeres que hombres, les comparto conocimiento, oportunidades y proyección de crecimiento. Hoy los tiempos han cambiado, tenemos avances en materia de reformas legales, donde se habla de perspectiva de paridad de género. Sin embargo, las mujeres siguen sintiendo culpa cuando rompen con roles y estereotipos patriarcales. Es un tema con profundas raíces culturales y religiosas, al que todavía le tomará tiempo para que se haga presente en todos los espacios de la vida en comunidad. Pero el activismo en ese sentido ya lo ha visibilizadlo y ese ha sido el primer paso para alcanzar la meta deseada. La educación es fundamental para promover los cambios necesarios en materia de género. Es un tema intergeneracional que va ganando espacios. En uno de mis primeros trabajos, siendo yo la mejor candidata para un ascenso de puesto, mi jefe inmediato con toda la naturalidad me decía: “Tú espérate”, “tú tienes chance, este cabrón se va a casar y tiene que mantener una familia”, “te vas a casar y al rato te llevan”. En la carrera de la vida las mujeres aun no corren en la misma línea que el hombre y además su carrera es con obstáculos. Hagamos equipo, seamos sororas.

¿Qué lugar ocupa la pareja en tu vida?

Un lugar muy fundamental. Es mi equilibrio, mi fuerza y mi espacio favorito. Nadie me conoce mejor o es capaz de intuirme y guiarme. Me ha acompañado en mis mejores y peores momentos, siempre haciendo equipo para lograr lo que es mejor para crecer.

¿Llegaste a pensar en la maternidad?

Sí viví esa parte personal del reloj biológico y pasé por una etapa en que anhelaba mucho tener un hijo. Le tenía nombre y hasta lo imaginaba. Pero atravesé procesos muy difíciles de estabilidad con la pareja, que no eran compatibles con la enorme responsabilidad de ser madre. Después empecé a tener dificultades físicas que sólo podrían resolverse sometiéndome a varios tratamientos médicos y quirúrgicos, y no estaba lista para ello. Además, en esa década de mi vida se me juntaron muchas cosas: mis papás se separaron, se me vino el peso muy fuerte de temas económicos y tuve que enfocarme en construir un patrimonio, con decisiones muy fuertes en lo laboral y en lo personal.

¿Cuál es tu percepción de la sensualidad?

La sensualidad es un arte que no es propio de un género, y aunque el físico ayuda lo podemos encontrar en un gesto, un roce, una voz o en algún movimiento. La sensualidad es el preámbulo de algo más y está completamente ligada a una fuerte conexión entre la mente y el cuerpo. Actualmente, ante la apertura sexual explícita, pienso que la esencia de la sensualidad se ha ido perdiendo. Y es lamentable, porque es mágica.

¿Y la sexualidad en esta etapa de la vida?

Creo en la libertad sexual responsable. La sexualidad en cualquier etapa de la vida debe ser una experiencia personal y consensuada, centrada en el bienestar y la satisfacción mutua, con un énfasis en la comunicación abierta y el respeto mutuo. Es importante tener una comunicación abierta, ya que la sexualidad es diversa y las preferencias y necesidades pueden variar a lo largo de la vida. La sexualidad se disfruta en diferentes etapas y de diferente manera. Es importante buscar experiencias, conversaciones y sensaciones que mantengan el interés por la intimidad. Hay muchas maneras de que la sexualidad esté presente en toda tu vida.

¿Cómo ha sido para ti la vivencia de lo femenino?

Soy una mujer formada por mujeres. Mujeres fuertes, trabajadoras de su hogar, entregadas a sus hijas e hijos y a su marido. El ser femenino lo entendía como sinónimo de fragilidad, lo importante era ser mujer, mujer de trabajo, con una casa limpia, la estufa siempre prendida, el desvelo por las preocupaciones y estirar el dinero hasta donde se pueda. Tuve mucha cercanía con mis abuelas. Mi madre estuvo muy presente conmigo, pero en el lado formativo, de disciplina y educación. La parte amorosa al grado del chiqueo fue de mis abuelas. Las mujeres que abrazaron mi infancia fueron y son hermosas y femeninas. Vivir mi “lado femenino” ha implicado abrazar y aceptar todas las dimensiones de ser mujer, en lo emocional, en lo físico y en lo cultural. Acepto y amo mi cuerpo, he luchado por la igualdad de género y los derechos de todas las mujeres, he promovido la sororidad y la solidaridad. Ser una mujer fuerte me hizo tener el control sobre mi vida, con decisiones y elecciones sobre mi carrera, mi educación y mis relaciones. Me visto y me comporto sin verme limitada por estereotipos de género.

¿Hay miedos?

Estamos viviendo una crisis global que parece irreversible. Es doloroso ver el grado de violencia extrema e inseguridad. Si bien es cierto que nuestra vida se ha prolongado respecto de otras generaciones, cada vez surgen nuevas enfermedades y epidemias. Hoy el Cambio Climático pone frente a nosotros nuevos retos, hídricos y alimentarios. Es imposible no reconocer que vivimos con miedo.

¿Y retos?

Lograr transitar con paz emocional ante lo que está fuera de mi control. Estar más presente en mi entorno familiar y de mis amigas y amigos. Mantenerme vigente en lo profesional y cuidar mi salud.

¿Hay espacio para lo espiritual?

Soy una mujer de fe católica. Para mí Dios es un ser de mucha luz, que va guiando mi vida. La filosofía de Cristo Vivo me apasiona. Creo que su esencia es el amor y es el mejor compañero que puedo tener. Ello implica cultivar una conexión con algo más grande que yo misma y a través de ese diálogo interno encontrar mi paz interior. Me gusta practicar la gratitud diaria, reconociendo y apreciando las cosas buenas presentes en mi vida. Es mi espacio para alimentar mi espíritu. Si mi espíritu está en paz, todo en mi vida fluye en armonía.

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